¿Por qué hoy no sentimos al alma? Espiritualidad judía

El Creador del mundo vió el fuego y el hielo, la tormenta y el estrecho angosto que hostigan nuestra vida y Él sabía que el alma no podía soportar tanto dolor. Así que Él anestesió nuestras almas.
Nuestro amor y temor, nuestra sensibilidad ante cualquier cosa piadosa, todo lo puso a dormir.
Sólo el núcleo central, nuestra conexión esencial quedó hacia arriba intacta.
Hay un lado positivo en este estado de congelamiento: Las más profundas maravillas están abiertas para nosotros. Son tan radiantes e iridiscentes, que su luz enceguece a las almas de las generaciones anteriores. En el núcleo de la sabiduría de la Torá se encuentra un fuego insoportable. Podemos caminar a través de ella ahora, sin percibir siquiera su calor. 
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