Cuando uno está contento, los trabajos más difíciles son un juego de niños; los adversarios más poderosos se conquistan sin problemas. Pero si uno está triste y deprimido, entonces hasta los desafíos más simples de la vida resultan imposibles de enfrentar. El triunfo en la continua batalla contra las tentaciones y el egoísmo y hasta el simple hecho de hacer las cosas bien dependen en gran medida de mantenerse radiante y optimista.
Meditación para la felicidad
1. Imagínate que te dan la oportunidad de recibir en tu humilde hogar al Jefe de Estado de tu país. Trata de hacerte una idea de lo feliz y lo emocionado que te sentirías ante tal honor.
2. Reflexiona acerca de la insondable grandeza de Di-s.
3. Toma otro momento más para pensar en lo pequeño y lo insignificante que eres en comparación.
4. Ahora, considera cuánto Él te ama y te valora.
5. Piensa que cada vez que haces una mitzvá, estás haciendo que Él resida aquí junto a nosotros en nuestro mundo… ¡y tienes el honor de recibirlo en tu casa!
6. Deja que un sentido de propósito en la vida aligere tus pasos mientras te diriges a tus ocupaciones cotidianas.
Y otras más:
1. Sé consciente de que todo lo que ocurre es parte del plan de Di-s y que Di-s está al mando.
2. Comprende que de Di-s no puede surgir ningún mal, pues Él es absolutamente bueno.
3. Siéntete seguro en el conocimiento de que todo es exactamente como tiene que ser y que hay Alguien que te está cuidando. (Extraído del equipo de www.es.chabad.org)
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